domingo, 23 de marzo de 2014

I wanna Wanachi! : Wanachi Mini



Una de las series de televisión que ha sido de mis favoritas por años ha sido Sex & the City (eso hasta que sacaron las películas, ¿cómo pudieron joder algo tan genial?).

¿Quién podría olvidarse de esa mancha de tías estupendas y con tremenda personalidad? Ellas eran un abanico de personalidades con la que toda mujer se ha sentido identificada en mayor o menor medida en algún momento;  tenias a la tía fashionholic,  la workaholic,  la  me-hago-la-estrecha-holic y por supuesto  no podía faltar la tía ninfómana, la me-levanto-todo-lo-que-se-mueve-holic.

De todas ellas mi favorita era definitivamente ésta última, quizá porque  de todas era  la única capaz de  vivir su sexualidad plenamente  (a veces demasiado), sin tener miedo a experimentar, de ser tildada de puta o devoradora de hombres. Hay que ser honestos,  eso implica aceptarse tal como uno es (más con defectos que con  virtudes) y tener los calzones bien puestos para zurrarse en lo que uno se tenga que zurrar.

Un episodio que recuerdo en particular es aquel en donde mi heroína entraba muy oronda  a una tienda y le recriminaba al encargado que el toy-operated-boy que había comprado era básicamente  una estafa, había que verle la cara de sorpresa cuando el encargado le respondió que el aparato en mención no era un dildo ¡sino un masajeador muscular!

Lo interesante de todo esto es que el aparato que inspiró esa historia existe en la vida real. El dispositivo original fue desarrollado en China en primera instancia como un  masajeador para aliviar dolores musculares bajo el nombre de Hitachi,  pero con su llegada a los Estados Unidos (allá por los años 70)  su uso se expandió a las artes amatorias (producto quizá de algún amante creativo que no encontró mejor cosa que hacer en su tiempo libre); eso hasta que se dieron cuenta de que era peligroso para ese uso en específico dado que el artículo de los 70`s era conectado directamente a la energía eléctrica y daba de cuando en cuando chispazos en plena faena, eso además de medir más de 30 cm de largo. Creo que a ninguna de nosotras nos gustaría morir hecha un anticucho y de un electroshock vaginal, ¿verdad? Inspirados en esa historia, otra compañía China (¡esos chinos están en todas!) desarrolló un artículo que tenía todos los beneficios del producto original es decir, el diseño, la forma, etc, pero mejorado y adaptado al 100% para tener una buena experiencia al sur de tu ombligo.  Dicho en buen cristiano, crearon un producto con el  peso, medida oficial  y sin riesgos de por medio, nada de electroshocks ni de sustos de ningún tipo  porque lo diseñaron para funcionar a pilas. A ese nuevo dispositivo lo bautizaron con el nombre de Wanachi.

La colección Wanachi tiene 4 productos: El Mini, Mini-Mini, Micro y Maxi. En esta oportunidad en particular me voy a centrar básicamente en el Wanachi Mini y contarles  mi pericia con él.

Debo confesar que adquirí el Wanachi desconfiada, quizá porque mi experiencia con dildos no había sido de las mejores hasta ese momento y se limitaba al uso de  uno bien básico al que describiré como comer huevos sin sal. Quien me lo vendió me juró por su madrecita  que esa maravilla me llevaría a las estrellas en un 2 x 3. Creo que  mi incredulidad se debía a tener tanta cosa buena a un precio más que económico (eso en comparación a otros dispositivos en el mercado que pueden ser súper caros), aún y con todas las dudas decidí comprarlo.

Me encontraba sola de viaje, caída de cariño y con unos calores que no se solucionaban ni con agua fría. En resumidas cuentas era una situación desesperada que demandaba una solución desesperada. Me moría de la curiosidad por probarlo pero tuve que  esperar pacientemente hasta final del día, momento en el que  pude llegar  a la habitación de mi hotel. Abrí la caja impaciente y me encontré con un aparato con 2 baterías AAA, mide aproximadamente 21 cm de largo, con una cabeza de silicona de 4.4 cm de largo y 3.5 cm de diámetro y con un regulador de velocidades en la parte superior de la vara al que sólo hay que girar  para ajustar el nivel de la vibración. Una vez hecho el peritaje técnico preparé la bañera con burbujas, dejé a la mano un poco de lubricante de base acuosa y me lancé al ruedo a domar al toro (¿mencioné que esta maravilla es water proof?), ¡OH SI! ¡¡¡¡OH SI!!!!  Lo único que puedo agregar es  que fueron los 30 euros mejor invertidos de mi vida. Debo reconocer que este dispositivo hace maravillas en tiempo récord.


 
Mi recomendación si decides probarlo es que primero te familiarices bien con las velocidades y descubras cuál es la ideal para ti, no olvides tener un buen lubricante en base a agua (jamás uses el de  base a silicona porque dañarás tu juguete).

Cabe recalcar que el Wanachi Mini puede tener un nivel de vibración muy potente (lo que para mí es fabuloso). Cuando termines de usarlo no olvides remover  las baterías (¡caso contrario el Wanachi las devorará!). Definitivamente lo recomiendo para todas aquellas que quieran liberar aunque sea en la soledad de su habitación a la Samantha que llevan por dentro.

¿Lo quieres? Adquiérelo aquí.

Michella_Caldwell

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